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domingo, 3 de enero de 2021

Crónica de una traición anunciada

 



El ascenso es difícil, pero posible; si caminamos juntos llegaremos, a pesar de los corruptos, a pesar de los traidores, a pesar de los desencantados; contra los amarres y los acuerdos a nuestras espaldas, contra los intereses corporativos de la clase política dominante; con el favor del pueblo y la fuerza de la verdad, de la justicia, de la honestidad, con nuestras manos limpias y nuestros corazones plenos de sangre roja. Más temprano que tarde llegaremos, a pesar de los obstáculos y las trampas que nos han puesto, a pesar de los contumaces dinosaurios políticos y los noveles dictadores travestidos de demócratas; llegaremos y "venceremos, venceremos nosotros, los más sencillos, venceremos".

Pero no será fácil, tendremos que luchar desde todas las trincheras, contra las derrotas parciales y el determinismo, tendremos que refrescarnos y refrescarle la memoria a los que con sus mentiras y sus pieles de oveja pretenden engañar al pueblo, también a los incautos que se dejan engañar, porque les parece más cómodo o porque no se informan, o porque no tienen memoria o porque no hacen los cruces necesarios.

Y si lo anterior no fuera suficiente, saldremos a la calle, con toda esa juventud heroica y digna, que no conoce la sumisión, que antepone la lealtad a su propia seguridad, aquella que quiere construir un mundo nuevo, más justo, más libre, más pleno, un mundo donde la felicidad sea un sueño alcanzable por todos, donde la Salud, la Educación y el trabajo digno y bien remunerado esté al alcance de todos, porque todos somos necesarios e imprescindibles, si queremos construir una sociedad realmente democrática y sustentable, porque todo trabajo debe ser una herramienta suficiente para que el pueblo pueda gozar de una existencia digna, plena, con oportunidades reales para sus hijos y la esperanza de una vejez tranquila y feliz.



Pero vamos viendo, el resultado del plebiscito, al que con arteras y mañosas artes nos convocaron y en el que participamos a pesar de nuestras aprehensiones, a pesar de la trampa que tenía implícita, a pesar que lo que buscábamos y necesitábamos era Asamblea Constituyente, a pesar que sabíamos que lo instrumentalizarían para sus mezquinos y aviesos intereses, tuvo un resultado categórico en favor del cambio de constitución, por no decir aplastante, rasguñando el 80%, Y qué decir de la modalidad de cambio elegida, con más de un 80% a favor de la Convención Constituyente.

Señores políticos, autoridades de gobierno, dirigentes de partidos, diputados, senadores, alcaldes, concejales todos, por favor dejen de hacerse los suecos, el pueblo se pronunció claramente, no queremos a los mismos fantoches de siempre escribiendo una nueva Constitución, no podemos farrearnos esta oportunidad que el pueblo se ganó en la calle, con millones de compatriotas manifestándose, no en una farsa de acuerdo que solo buscaba darle respiro al gobierno.

Por favor no sean patéticos, tengan un poquito de vergüenza, un mínimo de dignidad, un tilín de respeto; tengan la decencia de no seguir dando este pobre espectáculo público de seguir intentando engañarnos, dándoselas de demócratas, diciéndonos que quieren una auténtica democracia, cuando todos sabemos que lo único que hicieron en 30 años fue administrar el modelo que, merced a un espurio y oscuro pacto de impunidad, les legó un dictador ladrón y criminal, obteniendo ustedes la parte del magro botín que dejaba, disfrutando de las prebendas de los cargos políticos con millonarios y ostentosos sueldos que la escasa labor parlamentaria que realizan les ha redituado.

Seamos sinceros, ustedes concurrieron al acuerdo de 25 de noviembre de 2019 solo por temor a la entrega de sus propias cuotas de poder y a la pérdida de los lujosos privilegios de que han gozado estos ya 31 últimos años, por eso transaron nuevamente, por eso traicionaron al pueblo nuevamente, como el año 88, por que no quieren soltar la gallina de los huevos de oro que los ha enriquecido, mientras la puebla, las trabajadoras y trabajadores, son esquilmados por el modelo, mientras los ciudadanos comunes hemos pagado millones en un sistema de salud que no nos cubre toda la salud, que nos mete la mano al bolsillo todos los días.

No les puedo pedir que no se atrevan a presentarse como constituyentes, porque ya lo están haciendo, la falta de vergüenza es evidente, un tal Harboe, y muchos como él, ya han renunciado a sus actuales cargos parlamentarios, que ya no son eternos (afortunadamente), que pero no se quejen cuando desnudemos públicamente sus penosos historiales, cuando saboteemos su candidatura, aunque eso signifique el riesgo de que gane la derecha, de la que ya nada más se puede agregar, su complicidad con la dictadura y su servilismo o relación "adúltera" con el poder económico, su nulo respeto por los derechos humanos, su prepotencia y soberbia son parte de nuestra triste historia.

Lo único decente y presentable que debería ocurrir es que los partidos políticos renunciaran a presentar candidatos a constituyentes, respetando lo que en las urnas sancionó el pueblo con más de un 80% , Convención Constituyente, es decir caras nuevas, representantes auténticos de las organizaciones sociales, Lo que los partidos debieran hacer es ceder todos sus cupos de candidatos a representantes del pueblo que no sean militantes.

¿Y la derecha dirán ustedes? yo preguntaría ¿Cuál derecha, la clásica, UDI, RN, PRI, Chile Vamos, Evopoli, supuestos Republicanos? o el "frente transversal de derecha", que. a los clásicos, suma el PPD, el PR, la DC, casi todo el PS y parte del FA?

La derecha clásica debiera ser controlada por nosotros mismos, los ciudadanos, no somos tan ilusos como para pedirles que respeten la opción del pueblo, ellos lo único que respetan es a su iglesia, la Empresa y al señor dinero.

Espero que como ciudadanos seamos coherentes y en la elección de constituyentes le demos una lección definitiva a esa derecha que sigue pretendiendo burlarse de nosotros. Si usted no sale a la calle por temor, por vergüenza o por lo que sea, pero de verdad quiere una Constitución que vele por nuestros derechos y no por el poder económico, si quiere que los parlamentarios no sigan abusando de las prebendas económicas que se han auto asignado ( casi $200.000 mensuales por desgaste de sus vehículos, familiares contratados como asesores con sueldos millonarios, arriendo de locales de familiares o amigos para sedes distritales, costeo de sus celulares y de sus equipos de trabajo, etc... todo con dinero del Estado, aparte de sus, aún, fabulosos sueldos.); si quiere acceso garantizado a Salud, Educación y Vivienda, trabajo digno, vejez y pensión digna; si le indignan los fraudes sin castigo real (caso Pacogate, Ejército, Lavin y Delano); si le molestan los perdonazos a grandes empresas (Jhonsons, Lavin y Delano de nuevo), si le escandaliza el cohecho (caso corpesca), si le indignan las clases de ética para fraudes millonarios y cárcel para quien roba una gallina; si realmente quiere un sistema de pensiones solidario (o ya le quedó gustando el 10%, que consagra el principio de propiedad); entonces supongo que no se le ocurrirá votar por un candidato a constituyente de derecha, que lo único que quiere es escribir de nuevo la misma constitución antidemocrática de Pinochet/Guzman y solo cambiarle el rótulo.



Ya lo saben, si merced a su contumacia, su indecencia, su control de los medios, su rayado de cancha, su desvergüenza, sus ambiciones y sus patéticos acuerdos, logran ganar esta batalla, llena de trampas y engaños, no digan después que no lo vieron venir, porque seremos muchos más los que saldremos a la calles, porque hace rato que dejamos de ser sumisos.

Si a ustedes les digo, señores Harboe, Insulza, Lagos Weber, Pizarro, Heraldo Muñoz, Sras. Goic, Alvear y cuantos adláteres ronden por sus feudos. 

 Por un año 2021 en constante Resistencia, con todo sino paqué.

Hasta que la Dignidad se haga costumbre

nunca más sumisión.


martes, 20 de octubre de 2020

Ilusos o expectantes?


No es que me entusiasme el plebiscito del 25, no me hago muchas expectativas con el escenario que se plantea tras un eventual triunfo del Apruebo.
Tengo amigas y amigos, compañeras y compañeros entrañables, a los que aprecio y admiro, por todo lo que han entregado en pos de sus ideales, que le dan cero valor a este proceso, más aún, verbalmente tratan muy mal a quienes, por una mirada diferente, pero propia y absolutamente legítima, estiman (o estimamos) que el ejercicio del próximo domingo 25 de octubre es válido y simbólico.
Sabemos que este proceso nace de un acuerdo entre cuatro paredes del gobierno y los partidos más colaboracionistas que están representados en el parlamento, que tuvo como principal objetivo darle aire al gobierno del actual Presidente.
Sin embargo, a pesar de todo eso, creo que podemos convertir esta instancia en un triunfo categórico, que tal vez no traiga beneficios concretos y palpables, pero no solo de pan vive la mujer compañeras y compañeros, y el hombre tampoco.
Además, para que estamos con cosas, desde la calle tampoco hemos sido capaces de cambiar la Constitución en 30 años, así es que, respetando todas las posiciones, creo que nada se pierde con participar en este plebiscito y si algo podemos ganar, poco tal vez, pero no existen los procesos big bang, hay que construir, hay que seducir, hay que "evangelizar".
En treinta años, no hemos podido eliminar la constitución de la Dictadura, diseñada para que nadie pudiera cambiar su esencia autoritaria, neoliberal y antidemocrática. Hoy tenemos la oportunidad de hacerlo y ese solo hecho, para mi vale el esfuerzo.
Que importa que la derecha se quiera subir al carro de la victoria, si todos sabemos que, lo único que demuestran con eso es que se sienten perdidos, que no tienen dignidad, porque ni siquiera son capaces de defender sus propias convicciones e igual se tienen que tragar el amargo sabor de una derrota inevitable. 
Dar esta pequeña y, tal vez para algunos, insignificante batalla, es un tributo a todos los que lucharon contra la dictadura de Pinochet, un homenaje a los detenidos desaparecidos, a los ejecutados políticos, por que si ganamos nosotros, los más sencillos, como creo que ganaremos, habremos eliminado la herencia más emblemática de la Dictadura.
Pero tenemos que ganar por paliza compañeras y compañeros, porque solo de esa forma podremos exigir que la segunda patita de este ejercicio, que es la elección de los constituyentes, se haga de forma diferente a como lo manda la actual constitución y podamos elegir a nuestros representantes entre candidatos absolutamente nuevos, mayoritariamente del mundo social. Que ningún ex personero de ninguno de los gobiernos post dictadura pueda ser constituyente, ni siquiera candidato, que ninguno de los parlamentarios que se han paseado por el congreso en estos treinta años, sin hacer ningún esfuerzo real por cambiar la constitución pueda siquiera ser candidato a constituyente. Porque todos sabemos que de esta plaga actual de Políticos como Pepe Auth, Lorenzini, Insunza, Lagos, Burgos, Goic y un largo Etc., por nombrar solo a los supuestamente de oposición, no queremos saber más, que se vayan, que se dediquen a contarle cuentos a sus nietos, que a nosotros ya nos contaron bastantes.

Y ya que a algunos les gusta tanto el lenguaje bélico (a mi no, de verdad que no), deben saber que las guerras se ganan venciendo en pequeñas y grandes batallas, todo suma, aunque algunas de esas batallas parezcan insignificantes y se libre en terrenos que no nos gustan.





Así es que, vamos todos compañeras, vamos con el alma llena de banderas compañeros.

Algunas características que se me ocurren para una nueva constitución
  • Que garantice realmente Educación gratuita y de calidad para todos. Que el Estado se haga responsable. Ah, y que no se castre la libertad de los estudiantes respecto de su cuerpo; ningún colegio debiera poder exigir, por ejemplo, que un estudiante varón lleve el pelo corto, es una medida machista, abusiva, autoritaria y humillante para la persona o pedirle a una niña que no se tiña el pelo, es su pelo y el color que lleve en nada atenta contra su formación y estudios.
  • Que garantice Salud y bienestar. Mínimamente, que ningún trabajador tenga que gastar más de  un 10% de sus ingresos mensuales en salud, ni que eso se mantenga por más de un año. Que nadie quede endeudado ni endeude a su familia, por atención de salud. Que primero se atienda y se de el debido tratamiento a un paciente y luego se verifique el pago de las atenciones, sin exigencias de avales, ni letras por pagar, ni cheques. La vida es el bien más valioso. Que los jubilados, mayores de 70 años, no paguen cotizaciones por salud y tengan atención preferencial.
  • Que garantice Vivienda digna para cada familia que viva en Chile
  • Que garantice el acceso al trabajo. Todos tenemos algo que aportar y sea cual sea el oficio, merecemos un sueldo digno y suficiente por nuestro trabajo.
  • Que garantice que a iguales funciones, iguales remuneraciones, independiente del género, basta de discriminación.
  • Que garantice una jubilación y vejez digna, pasar de la capitalización individual a un modelo solidario.
  • Que respete y vele por los derechos de los inmigrantes.
  • Que garantice penas efectivas para los corruptos, basta de clases de ética como sanción.
  • Que elimine la figura del agente encubierto (infiltrados). En todo el mundo estos criminales hacen más daño que el que pretenden impedir. Bastante claros y abominables son los ejemplos de El Mossad, la CIA, la KGB, la DINA, la CNI, la ANI, por nombrar algunos.
  • Que elimine la figura de secreto de Estado, es otro pretexto que solo se presta para abusos y corrupción. O al menos que haya un consejo, elegido por el pueblo, que delibere si la información realmente puede  afectar la seguridad interior del Estado, respecto de otros Estados. 
  • Que respete y promueva la diversidad, sexual, política, religiosa, facilitando la dictación de leyes inclusivas.
  • Que garantice el cumplimiento de los derechos de los trabajadores. Aún hay empresas que tratan a sus trabajadores como verdaderos esclavos.
  • Que garantice el derecho a una niñez protegida y con oportunidades reales de acceder a mejores niveles de bienestar.
  • Que promueva constantemente el respeto y protección real de la mujer. Basta de violencia de género sin freno, basta de abusos, basta de violaciones.
  • Que establezca el derecho a la felicidad, que como mínimo signifique el goce de todos los derechos garantizados por la constitución y el respeto a su individualidad y a los derechos humanos que sobre cada individuo se consagran. Que ningún ciudadano se sienta abandonado o desechado por el Estado.
Solo son algunos ejemplos sobre los que deberemos discutir, entendiendo que el mundo social es diverso y cada sector tiene sus propias reivindicaciones.

Y conste que no hablo de cambiar el modelo económico aún, pero algo habrá que hacer al respecto.

Por ahora solo pido que trabajemos para que nunca más una niña o niño pase hambre, o tenga que pedir en la calle para comer, que nunca más alguien muera porque no pudo pagar atención médica, que nunca más una familia se arruine por el intento de salvar de la muerte a uno de los suyos, intento que muchas veces ni siquiera tiene éxito.

Que nunca más un empresario defraude millones de millones y su única sanción sean clases de ética, que nunca más una mujer tenga que caminar con temor por las calles, que nunca más una persona sea asesinada o golpeada por su opción sexual, que nunca más veamos familias completas viviendo en la calle, que nunca más un joven o una joven frustre su sueño de estudiar porque no puede pagar una matricula, que nunca más las y los jóvenes terminen sus estudios y tengan hipotecada su vida por la deuda de los créditos universitarios, que nunca más una niña o un niño sean abusados en un hogar de SENAME o en una casa de acogida o en donde sea que se encuentren.

Que seamos una sociedad justa, solidaria, generosa, empática, respetuosa de las y los otros y que vivamos felices.

En conclusión, con respecto al título de esta publicación, entre Iluso y expectante, me declaro expectante.



sábado, 11 de julio de 2020


A riesgo de ser impopular, expresaré mi opinión sobre el retiro del 10% de los fondos previsionales que las AFP se apropiaron mañosamente con el gentil auspicio de las fuerzas armadas, en aquellos aciagos días de dictadura, allá por los años 80.



Como antecedente relevante para el juicio que puedan hacer de mí, los que no estén de acuerdo con este manifiesto, les aseguro que, si yo (perdonen la auto referencia) hubiese alcanzado a cotizar en el antiguo régimen de reparto, del cual van quedando los últimos vestigios, jamás habría migrado al modelo de Capitalización individual, por las siguientes razones básicas:


  • Como hijo de obrero, por ende, de clase obrera, educado en un hogar profundamente de izquierda, con un padre ejemplo de coherencia e identidad de clase, comprometido con el Proyecto Socialista del Doctor Allende,  con poca instrucción académica pero con una tremenda claridad política, que en alguna medida nos transmitió, teníamos claro que la creación del Modelo de Capitalización Individual, era un golpe artero a los derechos de los trabajadores, que solo se explicaba al amparo de una Dictadura cruel y despiadada que arrasó con los derechos del pueblo, con la justicia, con las libertades individuales, con la Salud Pública, con la Educación Pública, con la organización de los trabajadores y un tremendo etcétera.
  • Teníamos claro también, que la creación de las AFP, no nacía precisamente de una intención de mejorar o siquiera solo reemplazar el sistema de reparto, sino de la ambición desmedida de la mafia civil de la dictadura, de hacerse de ese tremendo caudal de dinero que generaban y generan millones de trabajadores. Un tremendo tesoro que se les entregó gratuitamente, como pago a sus públicas genuflexiones ante el poder militar, que le daba sustento a la dictadura, para que hicieran con el sus sucios negocios. Si aún existen incautos que se creen el cuento del modelo, es cuestión que se pregunten, porque las Fuerzas armadas nos impusieron a todos los chilenos el aberrante modelo de AFP y ellos, astutamente (oh Iluminados!!!), mantuvieron su régimen previsional.
  • No era necesario saber matemáticas para darse cuenta que el Modelo de Capitalización Individual jamás iba a garantizar una vejez digna, con un nivel de vida al menos cercano a los que cada trabajador construye en sus 35 a 50 años de trabajo. Un simple ejercicio aritmético demuestra que, incluso con la ilusa esperanza de una economía estable, la capitalización de cada cuenta individual en particular no alcanzaría jamás un monto suficiente para solventar una jubilación correspondiente con lo que cada persona aportó con su trabajo al desarrollo del país. Ellos (los que se apoderaron de nuestros fondos) nos dicen: "usted en 40 años ha aportado 50 millones de pesos y ahora tiene 100 millones de pesos, le duplicamos su fondo, 100% de ganancia" Esa es una tremenda mentira, propia de ellos por supuesto, pues no consideran la corrección monetaria, el poder adquisitivo que mis primeros fondos fueron perdiendo por la inflación acumulada año tras años y que reducen la ganancia real en forma sustantiva.
  • Pero la razón fundamental es porque creo en la solidaridad como un valor imprescindible si queremos construir una sociedad justa, en donde nadie se muera por que le falta atención de salud, en que cada joven tenga acceso garantizado a Educación de calidad, que a nadie le falte una vivienda digna, que no se mantengan en pleno siglo XXI relaciones esclavistas desde algunos empresarios sobre los trabajadores, y por supuesto, que tengamos un sistema de previsión solidario, garantizado por el Estado, que somos todos, para que todos los trabajadores tengan una vejez digna y disfruten de lo que sembraron con su trabajo durante décadas.
No obstante todo lo anterior y, más bien, precisamente por eso, sin estar en contra, tengo mis dudas sobre si el retiro de los fondos sea una buena solución para los trabajadores y expongo  mis razones, que, obviamente no tienen nada que ver con las razones de la asociación de AFPs:

  • Aunque no creo que el retiro perjudique de modo sustantivo el monto de jubilación que obtendremos en el futuro, si me parece que le estamos facilitando la pega a quien debe hacerse cargo de los efectos de la Pandemia, es decir, el Gobierno, y no precisamente llamando a los trabajadores a endeudarse, como si fuera poco el nivel de endeudamiento de los chilenos, somos el número 1 en América Latina, dudoso honor.

  • Independiente del Modelo de Previsión que finalmente logremos alcanzar, lucha en proceso mediante, se requieren recursos para garantizar el funcionamiento de ese modelo, máxime si queremos que sea un modelo solidario y de reparto. Si empezamos a retirar los fondos, estamos desde ya renunciando al uso solidario de ellos, el que tenga más podrá sacar más y el que tenga menos (la mayoría) no alcanzará a solucionar sus problemas económicos con lo que pueda retirar. ¿Donde queda entonces la solidaridad, lo colectivo?
  • Pero lo más relevante, ligado con el punto anterior, es que al retirar parte de nuestros fondos, le estaremos dando nuestra "bendición" al sistema de capitalización individual, estaríamos validando un modelo ineficiente y perverso, pues la principal razón que esgrimimos es que son "nuestros fondos", los tuyos, los míos, los del vecino, propietarios individuales de lo que esta en nuestras cuentas: tus 5 millones, mi millón, el 1/2 millón del vecino... Etc. Donde queda entonces nuestra lucha por un modelo más justo, solidario y de reparto? o estoy muy perdido? o estaba soñando que nos habíamos convertido en buenas personas, no por la Pandemia, sino por la Rebelión de octubre 18?.
Claro, también hay buenas razones para estar de acuerdo:
  • Recuperar algo de lo que estos sinvergüenzas nos han robado durante años, porque apropiarse de nuestras cotizaciones para hacer negocios y ganar dinero sin arriesgar el de ellos, para mi es un robo, de aquí a la quebrá del ají.
  • Sin que sea una real solución para la mayoría de los trabajadores, al menos es un paliativo para la terrible situación que muchos están viviendo.
  • Y la más importante, la experiencia nos dice que nada nos asegura que  no pueda venir un crack de proporciones, que reduzca nuestros fondos a cenizas y ante lo que nadie responderá. Un retiro hoy, nos garantiza, por lo menos, no perder todo.
Por último, quiero manifestar que lo que debiera ser irrenunciable hoy, es que sea cual sea el modelo de previsión que tengamos, cualquier persona que comprobadamente, junta médica acreditada mediante, tenga expectativas reales de vida de corto plazo, pueda obtener los ingresos de los fondos previsionales, al menos proporcionalmente a lo que el aportó en su vida laboral y al grado de reducción de su esperanza de vida, para su legítimo goce (o alivio al menos) por toda una vida aportando al desarrollo del país, sea que tengamos un modelo como las AFP aún o un modelo de reparto, colectivo y solidario, caso en el cual, mayor razón aún para garantizarlo.

Invito a la reflexión, no tengamos temor de pensar y disentir.

domingo, 26 de abril de 2020

Cesantía por Pandemia... Ahora es cuando

Seguro de cesantía: quién lo paga y cuándo se cobra - AS Chile
Foto tomada prestada, del sitio web de radio Concierto.

La obligada y, huelga decirlo, necesaria cuarentena, no ha afectado a todos por igual. Como siempre, los principales afectados son la clase trabajadora, lo que se manifiesta con mayor crudeza aún en aquellos que tienen o tenían empleos precarios, son los primeros en perder su fuente laboral; en segundo lugar los con sueldos más bajos, que, con su escasa capacidad de ahorro quedan a merced de un exiguo seguro de cesantía, una de las más  "brillantes" soluciones del Gobierno, junto con la ley de "protección" al empleo, que los deja prácticamente en la calle, con muy pocas herramientas para subsistir; de los empleos informales ni hablar, están en el extremo con más carencia de los trabajadores.

Haitianos contagiados con Covid-19 son trasladados a residencias sanitarias y el caso reinstala debate por arriendos inescrupulosos a inmigrantes
Foto tomada prestada, de El Mostrador

Otra "joyita" del Modelo Social en que nos encontró la plaga es la xenofobia, el racismo, la falta de empatía, la falta de sensibilidad. Es cuestión de recordar lo que pasó con un grupo de Haitianos, contagiados, en un cité de Quilicura, con los vecinos reclamando para que los sacaran de allí, porque tenían temor y los periodistas de farandulandia, dígase Julio Cesar Rodríguez, "avivándoles  la cueca". A ninguno de ellos se les ocurrió pensar que hay gente, haitianos, chilenos, o de la nacionalidad que sea, personas, que si no salen a trabajar, en lo que sea, para ganarse unos pesos, no comen, nadie tiene un beneficio para ellos, nadie les va a alimentar a los hijos mientras ellos están encerrados donde sea. Perdonen que sea tremendista, pero tenemos que entender que cualquiera de nosotros si estamos entre la encrucijada de morirnos de hambre o arriesgarnos a una enfermedad, siempre preferiremos lo segundo, nadie elige la inanición, es, incluso, cuestión de instinto.

Comprendo que desde la coyuntural situación de privilegio en que nos encontramos, nos cueste aquilatar en su debida dimensión la situación de centenares de miles de personas que, en nuestro país, están quedando sin trabajo, sin la posibilidad de alimentar a sus hijos, sin poder atenderse de otras enfermedades, porque no tienen como ni donde, sin poder cuidar y atender como es debido a sus adultos mayores.

Entonces, ahora es cuando...

Ahora es que tenemos que ser solidarios, porque simplemente no imagino otra forma de vivir ante tantas necesidades, ante tanto drama que viven nuestros compatriotas y hermanos extranjeros, que eligieron este país esperanzados en una mejor calidad de vida.

No se ustedes, pero no puedo sino pensar todos los días en ellos, que tal vez mañana podemos ser nosotros, y vaya que cuesta conciliar el sueño, vaya que duele que haya tanto prójimo abandonado a su suerte.

Porque el Estado no se va a hacer cargo compañeros, primero porque en el fondo no les importa, o les importa menos que la macro economía, porque para ellos, lo que cuenta es "que las instituciones funcionen", como si eso fuera lo único importante, que lo es; en segundo lugar, aunque se haga cargo, tampoco será suficiente, porque hace rato que el Estado renunció a garantizar nuestros derechos, hace 47 años ya, para ser precisos, y le regaló todos los medios al sector privado, incluidas nuestras cotizaciones.

Y de los grandes empresarios, no es mucho lo que podemos esperar, ya ven, como muestra un botón, los dueños de las AFP repartiéndose jugosas utilidades, mientras los trabajadores perdimos millones con su modelito y su gestión de nuestros fondos. Las grandes cadenas de supermercados, refocilándose con las alzas de los alimentos y vendiendo un 50% más de lo que vendían en meses "normales"... las Isapres alzándonos los precios de los planes y negándose a cubrir el coronavirus...

Somos nosotros, la clase trabajadora, los que tenemos que apoyar a los nuestros, a los que hoy sufren con más dolor los efectos de la pandemia.

Y cuando digo trabajadores, digo todos los trabajadores, todos los que vivimos y dependemos de nuestro sueldo, obreros, empleados, médicos, profesores, cajeros, jardineros, ingenieros, Etc.

¿No confía en ningún colectivo que esté coordinando la ayuda?, pues bien, más de alguien cercano, de su familia, de sus amigos, seguro sabrá de algún caso digno de apoyar, contáctelo usted mismo, pregúntele cuales son sus mayores urgencias y tiéndale  una mano, una mano digna, no se trata de limosna ni de caridad, se trata de solidaridad, la única forma de ayudar respetando al otro o la otra, haciendo honor a su dignidad, si, esa misma por la cual estábamos luchando y seguiremos luchando.

Y si usted es de los que cree, honesta y sinceramente en el Modelo Económico y Social de Chile, con más razón tiene que tender una mano, porque este es un Modelo que usted claramente ha sostenido y hoy ha quedado de manifiesto que no nos sirve verdad? Y como usted es buena persona y quiere mirar a los ojos a sus hijos  cuando se van a dormir y usted les desea buenas noches, estoy seguro que solidarizará, porque una buena persona no puede simplemente cerrar los ojos y esperar que todo pase, no puede decirle a sus hijos que mañana saldrá el sol, cuando es evidente que tenemos tormenta para rato, no puede simplemente amar a sus hijos y no pensar en el sufrimiento de todos los hijos del mundo.

Ah, por supuesto, cuando solidarice, hágalo sin estridencias, sin televisión de por medio, sin que una mano sepa lo que hace la otra, sin exponer al que nos necesita, verá que bien se siente.

Como despedida, les dejo unos versos escogidos de la Canción de Pablo Milanes "La vida no vale nada", que en su conjunto tiene otro contexto, pero que en estas estrofas calza muy bien con lo escrito.

La vida no vale nada
Si no es para perecer
Porque otros puedan tener
Lo que uno disfruta y ama

La vida no vale nada
Si yo me quedo sentado
Después que he visto y soñado
Que en todas partes me llaman

La vida no vale nada
Si escucho un grito mortal
Y no es capaz de tocar
Mi corazón que se apaga

La vida no vale nada
Si en fin lo que me rodea
No puedo cambiar cual fuera
Lo que tengo y que me ampara

Y para los que se animen, les dejo un enlace al tema completo:

lunes, 13 de abril de 2020

A que nos llevará la Pandemia? Expectativas vs Realidad

A que nos llevará la Pandemia? Expectativas vs Realidad



Desde el 18 de Octubre de 2019, veníamos con un impulso liberador, un despertar de conciencia potente, prometedor, ya Chile nunca será el mismo nos decíamos y nos regocijábamos del paisaje urbano que cientos de miles de compatriotas dibujaban en las calles, con sus sola presencia, armados de coraje, de humanidad, de Dignidad.
Ni los saqueos ni los atentados incendiarios, sospechosamente facilitados por una falta de vigilancia policial, siempre tan ocupada en reprimir violenta y brutalmente toda expresión social que pueda poner en peligro la persistencia del modelo neoliberal, nada de eso decía, lograba opacar este gran despertar del pueblo chileno, ese maravilloso ejercicio de dignidad a toda costa, esa valentía épica, esa solidaridad emocionante en el codo a codo, esa mirada llena de esperanza en que, por fin, el pueblo se rebelaba de verdad ante tanta injusticia, ante tanta ignominia, ante tanto abuso y desigualdad.




Pero llegó la pandemia, que nació en China, pero a los Chilenos nos llegó desde Europa, desde lugares a los que solo un sector privilegiados puede llegar, entre los que me incluyo, pese a pertenecer a la clase trabajadora, pero con la suerte de tener un trabajo estable y bien remunerado, cosa que lamentablemente en nuestro país es realmente un privilegio y no un derecho.

Y ahí se chingó todo (como decíamos en mi barrio cuando pequeños) porque aparte de las traiciones vergonzosas de una buena parte de los partidos de oposición, que ya habían negociado generosamente con el oficialismo para buscar una salida arreglada, como para el fin de la dictadura de Pinochet, al gobierno le llegó el "alivio" (es fuerte decirlo, pero los hechos así lo demuestran) del coronavirus, el pueblo, escéptico en un principio, no tuvo más remedio que rendirse a la evidencia de que la pandemia era real, fuera natural o provocada, pero absolutamente real y por tanto, fiel al principio y la experiencia de que el pueblo cuida al pueblo, porque del modelo no se espera nada bueno, nos plegamos a la cuarentena, al distanciamiento social, tan conveniente para el gobierno, pero tan realmente necesario para nosotros.

Se acabaron las protestas masivas, la posibilidad de parar los servicios porque la pandemia ya los paró y nuevamente, los más postergados por el modelo vuelven a sufrir los estragos de la desigualdad, porque aunque algunos digan que esta es una enfermedad de los cuicos, a quienes más afecta es, adivinen, al pueblo, principalmente a ese pueblo que tiene trabajos precarios, temporales, que no puede "teletrabajar" porque no tiene las herramientas o simplemente porque no se puede cortar el pasto desde un celular.

Y he aquí la cuestión que da el título a este escrito, Expectativas vs Realidad:

He leído a filósofos, periodistas, dirigentes sociales, políticos, especulando sobre el futuro, merced a los supuestos efectos que la pandemia tendrá sobre nuestras conciencias, haciendo profecías que en mi parecer son más bien buenos deseos que real posibilidad que se produzcan.

Algunos dicen que el capitalismo será reemplazado por un comunismo o socialismo de los nuevos tiempos, o algo así.

Por favor, ustedes son inteligentes, léase comunismo o socialismo como una filosofía, una ideología si se quiere, no como partido comunista o socialista de Chile, que de comunistas o socialistas les queda bien poco.

Otros dicen que el coronavirus nos hará más más sensibles, mas solidarios ,más colectivista, menos egoístas, más amorosos, menos odiosos,  más humanistas, menos materialistas, en síntesis, más justos ¿A quienes? me pregunto yo, ¿a los mismos de siempre, es decir a una población ínfima?

Como quisiera creer que así será, pero la ruda realidad se encarga de despabilarnos apenas asomamos la cabeza a un discurso o medida oficial:

¿Más sensibles, más solidarios? que dirán de esto aquellos que se fueron a la playa el fin de semana largo, o los que viajaron en helicóptero a alguna de sus segundas terceras o enésimas propiedades, ustedes creen que a eso tipos o tipas les importa un soberano rábano lo que le pase al prójimo?

¿Más humanistas menos materialistas? A ustedes les parece que las medidas del gobierno para proteger el Modelo económico y las empresas, por sobre la protección de las personas, de aquellos que si no trabajan no comen, de aquellos que tienen trabajo y vivienda precarios, conducen a un mundo más humanista?

¿Más amorosos, menos odiosos? se han dado una vueltecita por las redes sociales? Uf... ahí si que hay amor. O peor aún, se han enterado como ha aumentado la violencia intrafamiliar en cuarentena, cuantas mujeres están siendo abusadas por sus parejas?

¿Más colectivistas, menos egoístas? de muestra un botón, se enteraron del condominio donde les pidieron a los residentes que trabajan en salud que no volvieran por ahí? o del enfermero que encontró un letrero en la ventana de su departamento pidiéndole que no regresara por ahí, que se fuera.

¿Justos? ¿Que les parece el numerito del gobierno?, aprovechar una tragedia como el coronavirus para liberar a los criminales de lesa humanidad, a esas bestias que asesinaron, torturaron hicieron desaparecer, degollaron, abrieron vientres y tiraron al mar a compatriotas nuestros solo por el hecho de profesar una ideología distinta de la de ellos, Maquiavélico diría yo, siendo suave.


Como me gustaría creer que, por el solo expediente de una tremenda tragedia cambiaremos en la dirección que tantos deseamos, pero lamentablemente los hechos, nos dicen que no será así.

Así es que no nos quedará otra que seguir porfiando, que cuando pase esta tragedia, volvamos con más bríos a luchar por nuestros derechos, por nuestra Dignidad.

El nuevo mundo que queremos construir no llegará a golpear la puerta de nuestra casa, somos nosotros los que tenemos que caminar en su busca, codo a codo con las nuevas generaciones.

Porque la redención, la libertad, la justicia, la igualdad, la dignidad, nunca han sido fruto de un hecho fortuito o mágico, solo llegan cuando las mayorías toman conciencia y salen a la calle a luchar por ello.

Nunca más sumisión



sábado, 22 de diciembre de 2012

Reflexiones de Navidad



Quienes me conocen ya saben que soy agnóstico, tal vez más eufemísticamente que como certeza, pues parece que decirlo así hiere menos a los creyentes que si me declarara ateo, y como soy respetuoso de la Fe que otros puedan profesar, no quiero ofender su sensibilidad, menos aún en estos días tan especiales para ellos.

No obstante esta “confesión”, soy un activo participante de estas celebraciones, no precisamente porque crea en sus orígenes, sino simplemente porque soy padre, hermano, tío, primo, cuñado, compañero, o cuanto parentesco se les venga a la cabeza. Sin desmedro de ello, quiero aclarar que mis motivaciones son meramente emocionales y dicen relación con el amor que siento por los míos, y porque no decirlo, por el prójimo, y también “las prójimas” por supuesto.

Pero hablando más en serio, lo que quiero hacer en estas sinceras y simples líneas, es desearles a todos una feliz navidad, sean o no creyentes, cualquiera sea la razón que los convoque, pues de una u otra manera, creamos o no en un ser superior o en sus representantes terrenos, esta fecha es un notable pretexto para reunir a la familia, a los amigos, a los amantes, para los reencuentros, para que, en una celebración mancomunada, nos deseemos toda la felicidad del mundo, para inundarnos de cariño mutuo, para decirle a un amigo o amiga cuanto les queremos, para transmitirles nuestra fortaleza a los más débiles, para cobijarnos en los más fuertes, para contenernos unos a otros y darnos ánimo para seguir bregando por un mundo más justo, más libre, más amoroso, más solidario, más generoso, en donde tengan cabida todos, los creyentes, los ateos, los agnósticos, los políticos, los apolíticos, los independientes, los dependientes, en un ambiente de respeto y de derechos garantizados, en donde las etnias puedan desarrollar y preservar su identidad cultural, sin por ello ser perseguidos, en donde se respete la diversidad sexual sin necesidad de leyes especiales sino que por la simple fuerza de la razón y la justicia, en donde los estudiantes no tengan que hipotecar su futuro por acceder a un título profesional, en donde el lucro no sea el único motor del “emprendimiento”, en donde “el trabajo sea el sostén de todos” y “la tierra dé todos sus frutos” para alimentarnos a todos, sin excepciones.

Como dije, soy un activo participante en esta fiebre navideña, comprando regalitos para mis más cercanos amores, pero tratando de ser medianamente coherente, no deseo que esto se convierta en un consumismo desatado, y la verdad es que independiente de tener o no la capacidad económica para comprar y comprar, creo que es mucho más importante “estar”, es por ello que a mis otros amores, les vengo a ofrecer lo que considero mi más preciado regalo, que es “estar” con ellos, sentir lo que sienten, acompañarlos en sus alegrías y dolores, cobijarlos, quererlos, animarlos, transmitirles mi optimismo, mi alegría de vivir, mi amor por la humanidad, administrar mi tiempo para que mis principales preocupaciones siempre permitan un espacio para “escucharlos” a todos, pero a todos, a mis hermanos, sobrinos, sobrinas, compañera, compañeros, estudiantes, trabajadores, pobladores. Y no crean que es tan difícil, basta con tener los pies en esta tierra y “escuchar” el clamor, poniendo a su servicio toda nuestra sensibilidad. En síntesis, mi regalo para todos es Amor, mucho amor, del verdadero, de aquel que nos permite entendernos y atendernos, amor fraterno y mis deseos para lo que el veleidoso futuro nos depare, es que construyamos juntos ya no un país sino un planeta mejor, con integración real entre los pueblos, sin arrogancia, sin prepotencia, sin hacer gala de triunfos bélicos, generalmente instigados por oscuros intereses económicos que nada tienen que ver con el bienestar de los pueblos y la real soberanía.