Lo segundo es que, mirado desde la ciudadanía, un simple análisis revela de inmediato, que el ajuste, bueno ya, sigamos llamándolo reforma, está orientado a satisfacer las espectativas de una clase media, que busca desesperadamente arrimarse a los sectores más pudientes de nuestra sociedad.
Puede ser legítimo o no, pero lo que me parece es que se deja de lado la oportunidad de reducir la brecha entre los más pobres y los más ricos, privilegiando el reclamo de un sector que, por su nivel educacional, tal vez podría modificar su intención de voto según las señales que dé el gobierno en materia económica.
Un hecho sintomático es el subsidio en el gasto en educación a través de una rebaja en los impuestos a las personas, claramente beneficia a la clase media y además, estimula el éxodo del alumnado, de colegios públicos a colegios privados. Aquí queda absolutamente clara la política educacional del gobierno, si es que a alguien aún le cabían dudas.
Tal vez, en lo personal, pueda yo ser uno de los beneficiados por este ajuste, pero prefiero mil veces avanzar en una sociedad más justa e igualitaria, que obtener mayores ingresos, merced a políticas, a mi parecer, erradas, que en nada contribuyen a la paz social.
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